Sunday, March 30, 2014

Mi primera reunión en Entulínea

Pasada la primera semana sin probar ni una cucharada de azúcar, llegó el mes de octubre y con él un hecho que me dio mucha fuerza para hacer dieta.
En el IES dedicaron el mes a la alimentación sana. Se que fue casualidad, porque lo comenté con la vicedirectora, pero me ayudó muchísimo que justo al lado de la puerta donde guardo los productos de limpieza se pusiese esta frase:

Y en uno de los pasillos que tengo que limpiar también leía cada día:

Confianza en mi mismo, en mis posibilidades de adelgazar y en mis fuerzas para cumplir mi objetivo, que no era otro que perder peso era justo lo que necesitaba.

Primero pensé que podía hacerlo por mi misma. No quería ir a ningún endocrino, ni a ningún otro lugar y la disculpa que ponía era que no podía gastar dinero pero hoy pienso que era el miedo a no poder cumplir mi promesa de no consumir azúcar y fracasar.
En noviembre, después de un mes comiendo cocido y a la plancha, de beber 2l de agua cada día y lo mejor, sin probar azúcar, decidí que había llegado el momento de pedir ayuda pues aunque ya había perdido 7 kg faltaba mucho camino por andar y era muy difícil hacerlo sola.

Oyera hablar muy por encima de Entulínea, de que te permitían comer bien y, lo mejor, que no se utilizaban productos adelgazantes para estimular la pérdida de peso como en otras dietas que había hecho en otra etapa de mi vida. Pero no sabía gran cosa, por eso pensé que lo mejor era ir a una reunión e informarme.

Y fue así como el 5 de noviembre, acudí por vez primera a una reunión y conocí a Núria Román. De aquel primer día me quedé con dos cosas: que no iba hacer una dieta, sino aprender a comer de forma sana y que el cambio tiene que iniciarse cuando se está verdaderamente motivada. En mi caso la motivación era mucha pues era no fallarle a mi hijo.

Mi peso en aquella primera reunión era de112,9 kg y el martes 25 de marzo mi peso está en 92,8 kg, En 20 semanas llevo perdido 20kg y lo que es mejor comiendo mucho y bien.

Núria, quiero agradecerte todo lo el apoyo que me llevas dado desde mi primera reunión en Entulínea.



Ya pasaron seis meses.

Día 22 de marzo: Parece que fue ayer, pero ya pasaron nada menos que seis meses.

Todo comenzó el día que la persona más importante de mi vida, mi hijo, me comentó que este curso celebraría la fiesta de graduación, pero que le gustaría que intentase bajar de peso. Sin dudarlo, dije que sí, que para su evento yo tendría menos peso.

Varias personas de mi familia me habían dicho que tenía que bajar de peso pero no les hacía caso. Recuerdo a mi pobre tía Celia, cuando en el mes de agosto me dijo "Isabel, tes que perder peso. Si vivisen os teus pais non lles ía gustar verte así" y mi prima Rosa cada sábado al llamarme por teléfono me preguntaba si ya me había puesto a dieta y siempre le contestaba lo mismo, "no, el lunes empiezo". Pero el martes ya la dejaba.
Pero como no hay nada más fuerte que el amor de madre. Si ahora era mi propio hijo el que me lo pedía no podía decirle que no lo iba intentar.
Era consciente de que no me iba ser nada fácil puesto que en aquel momento yo tenía una terrible adicción. Era adicta al azúcar. No a las cosas dulces, sino al azúcar blanco, que consumía a cucharadas. En mi casa 1kg de azúcar no duraba ni una semana. Llevaba muchos años consumiéndolo de forma impulsiva y no podía estar sin él. Hubo momentos en que los míos llegaron a tirarlo para que no lo siguiese comiendo, pero era igual porque al día siguiente ya volvía comprarlo.
Así que lo primero que tenía que plantearme si quería perder peso era si estaba dispuesta a dejar el azúcar porque de nada valía que hiciese dieta si no lo dejaba.
El 22 de septiembre, y después de ver una actuación de La Lira en las fiestas de Cea, decidí que aquel día iba ser el último en que yo comería azúcar.

Ya pasaron seis meses, en mi casa hay azúcar y yo no lo volví probar ni siquiera con el café. Creo que puedo decir que mi adicción está superada y si mi tía, que se murió de repente justo el día de mi cumpleaños, pudiese verme hoy estaría muy contenta por haber perdido tantos kilos.

Por los que ya no están a mi lado, por Rosa, que es como mi hermana, y por mi hijo voy seguir adelante e intentar llegar al final.